Nivel Medio: 16 de agosto – Recordamos a Don Bosco
“Qué los jóvenes no solo sean amados, sino que sientan que son AMADOS.”
Juan Melchor Bosco Ochienna, también llamado Don Bosco; nació el 16 de agosto de 1815 en el caserío de I Becchi en Italia. Santo, sacerdote y pedagogo italiano, fundador de la orden salesiana. Hijo de un humilde matrimonio campesino, su niñez fue dura, pues después de perder a su padre tuvo que trabajar sin descanso para ayudar a su familia. Quería estudiar para ser sacerdote, por lo que tenía que hacer todos los días a pie unos diez kilómetros para llegar al liceo de Chieri. Con el fin de pagar sus estudios trabajó en toda clase de oficios.
Su mamá, Margarita, mujer de carácter, profundamente cristiana, dedicada a sus hijos y al servicio de Dios y del prójimo. Le enseña el catecismo y prepara los sacramentos. Le educa en: sentido de la presencia de Dios, en la honestidad e integridad, amor al trabajo, sensibilidad ante las necesidades de los demás, optimismo cristiano. Viven con sencillez, sobriedad y comunitariamente.
En 1835 ingresó en el seminario arzobispal de Turín, y en 1841 fue ordenado sacerdote. Ya por entonces sentía una viva preocupación por la suerte de los niños pobres de los barrios obreros de Turín y particularmente por su imposibilidad de acceso a la educación. Inspirándose en San Francisco de Sales, en 1844 fundó el Oratorio de San Francisco de Sales.
Estableció luego las bases de la Congregación de los sacerdotes de San Francisco de Sales, o salesianos (1851) y de su rama femenina, el Instituto de Hijas de María Auxiliadora. Tales instituciones, dedicadas a la enseñanza de los niños pobres, se desarrollaron con rapidez. Además de recibir una educación cristiana, los alumnos podían familiarizarse e instruirse en diversos oficios. Desde el punto de vista metodológico, Don Bosco implantó lo que él mismo denominaba «sistema preventivo», frente al sistema represivo tradicional.
Además de su labor educadora y fundadora, San Juan Bosco publicó más de una cuarentena de libros teológicos y pedagógicos, entre los cuales cabe destacar El joven instruido.
El propio Juan Bosco se encargó también de compilar y editar los llamados Sueños de Don Bosco, un total de 159 sueños en ocasiones premonitorios que tuvo a lo largo de su vida, el primero de ellos a los nueve años. Cuenta Don Bosco que, a esa edad, soñó que se hallaba en el patio de un colegio y que se lanzaba a puñetazos contra un grupo de muchachos que «decían malas palabras». Apareció entonces Jesucristo, quien le indicó que los vencería «no con puños, sino con amabilidad», y luego la Virgen María, que anticipó su destino de educador: su misión sería llevar la mansedumbre a los niños, una vez se hubiera hecho él mismo «humilde, fuerte y robusto».
San Juan Bosco murió la madrugada del 31 de enero de 1888 en Turín. Fue beatificado en 1929 y canonizado en 1934, para su canonización se presentaron seiscientos cincuenta milagros obrados por él.
Don Bosco seguimos tus pasos porque sin confianza ni amor, no puede haber una ¡BUENA EDUCACIÓN!